Viaje en autocaravana por Marruecos
Marruecos es un país con una historia milenaria, es una tierra multicolor que constituye un punto de encuentro de diferentes culturas. Para disfrutar al máximo de este lugar mágico y emocionante, la mejor forma es visitarlo con un viaje en autocaravana.
Contrariamente a la creencia popular, un extranjero que viaja a Marruecos no está en situación de riesgo si respeta la cultura y las tradiciones del lugar. En todo caso, las condiciones incómodas de algunos tramos del itinerario llevar a preferir un viaje de al menos dos campistas, a fin de poder compensar eventuales problemas técnicos o logísticos.
La mejor manera de «aclimatarse» a un país tan especial y diferente como Marruecos es iniciar el viaje desde la costa, dejar el interior por la parte central del viaje y al final visitar Meknes y Fez.
Después del ferry de Algeciras a Ceuta, lugar particular que merece ser visto, la primera etapa de cierta importancia es sin duda la capital Rabat, que tiene sus puntos de grande interés y muy visitada por millones de autocaravanas.
La Medina y el inevitable zoco son el espejo de una cultura muy diferente, que sigue reglas muy estrictas, pero que también se basa en un sentido natural de la hospitalidad y en un ritmo de vida relajado y muy diferente a lo nuestro.
Para cruzar el río, coged uno de los barcos que actúan como un ferry, pero no os olvidéis de ver el pintoresco mercado de pescado, que tiene lugar en el «Oued Bou Regreg».
Rabat, al otro lado del río, os sorprenderá: veréis la Kasbah, la Medina, la Necrópolis de Chellah, el Mausoleo de Mohammed V, pero, en especial, la mezquita inacabada, un lugar verdaderamente único.
Casablanca, la ciudad más grande del país, tiene como única atracción cultural una mezquita imponente y suntuosa. De hecho, es una ciudad poco atractiva, sin un centro histórico digno de mención, y tiene todos los problemas típicos de las grandes ciudades: barrios modernos y de moda, y grandes periferias de chabolas, donde cientos de miles de personas viven en condiciones de pobreza extrema.
En Marrakech los lugares de interés son muchos, pero es inevitable hacer hincapié en la legendaria plaza Djemaa el-Fna, la plaza de Marrakech, lugar de encuentro de dos culturas que animan el país, la árabe y la bereber.
Tras visitar Marrakech, podréis sumergiros en el corazón del Marruecos bereber: los valles y las ciudades del Alto Atlas os esperan y os permanecerán en el corazón tanto como lo harán los bereberes, amables y hospitalarios.
Los dos días de carretera que separan Guelmin de Zagora son extraordinarios: ¡entraréis en el corazón de Hammada, el desierto pedregoso, con vuestras autocaravanas!
Los amantes de las ruinas romanas, entre Meknes y Fez encontrarán las ruinas mejor conservadas de Marruecos, las de Volubilis, que no son fáciles de encontrar debido a la falta de señalización.