Luna de Miel en Islandia
Islandia es un destino del norte de Europa que en los últimos años ha empezado a ponerse muy de moda. Por sus paisaje insólitos y casi lunares, es elegida cada vez más como destinación para la luna de miel. Vamos a descubrir cuáles son los lugares imprescindibles para visitar.
La Laguna Azul es uno de los símbolo de Islandia. Se trata de un balneario geotermal en el suroeste del País, a 20 minutos de la capital. A parte la atmósfera irreal dada por los vapores que salen de sus aguas, bañarse aquí es un óptimo tratamiento para la piel. Además, estar sumergidos en un líquido caliente en el medio de las montañas nevadas siempre tiene su encanto. Aquí podéis relajaros pero al mismo tiempo poneros más guapos, dado que es como un spa al aire libre.
Siguiendo siempre el tema natural, una ruta imprescindible es el llamado Círculo Dorado que permite recorrer 300 km saliendo y acabando en Reikiavik. Las cinco etapas principales son el parque natural Pingvellir, las cataratas Gullfoss, el valle geotermal de Haukadalaur donde se encuentran los géisers Geysir y Strokkur, una de las manifestaciones más poderosas de las entrañas de la tierra. Otras interesantes paradas pueden ser el cráter del volcán Kerio, el pueblo Hveragerði, la iglesia de Skálholt y las plantas geotermales de Nesjavellir y Hellisheidarvirkjun. Todo depende de cuánto tiempo tenéis a vuestra disposición y por supuesto de vuestros intereses.
Las cataratas Gullfoss se encuentran en en el cañón del rió Hvitá que caen en tres escalones curvados desde 20 metros de altura por 35 metros de profundidad. Aunque en pasado se ha avanzado una propuesta para explotar esta situación, se ha optado por preservar la naturaleza. Lo mismo pasa en el parque natural Pingvellir, siempre en la parte meridional de Islandia, cerca de la península Reykjanes y el área volcánica Hengill. Es un lugar de importancia histórica, cultural y geológico, además de contener el lago más grande de la isla, llamado Þingvallavatn. Aquí se fundó el primer parlamento del País en el 930 y hoy en día la reserva es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Aquí se pueden practicar varios deportes, como el senderismo y el buceo en el lago Silfra donde admirar la unión entre las placas tectónicas.
Para ver algo descomunal pero esta vez creado por el hombre hay que volver a la capital. Aquí se encuentra uno de los edificios más altos de toda Islandia, es decir la Hallgrímskirkja, la iglesia de culto luterano de Reikiavik, que llega a los 74,5 metros de altura. Se puede entrever desde todas las partes de la ciudad sin problemas y es considerada la obra maestra del estilo nacional basáltico islandés. En el paseo marítimo, cerca de Sæbraut, siempre en la capital, se encuentra una escultura conocida como el Viajero del Sol (Sólfar en islandés). Se trata de un bote de los sueños, una oda al sol, que simboliza el progreso, la libertad y los territorios por descubrir. Fue realizado por Jón Gunnar Árnason y merece también la pena admirar la vista del mar desde aquí. Será un espectáculo inolvidable.