Viajar a Rumania: Qué ver y hacer?
Rumania es un país de Europa centro-oriental que hasta hace pocos años había quedado medio olvidado por los turistas de todo el mundo. En los últimos tiempo, estas zonas están ganando cada vez más interés por sus atracciones históricas, culturales, artísticas y también gastronómicas. Vamos a descubrir cuáles son los lugares para visitar para vivir una experiencia auténticamente rumana, imposible para olvidar.
Una de las principales destinaciones es la capital Bucarest. Por su importancia histórica y política, aquí se pueden admirar varios monumentos y edificios símbolo, como el Palacio del Parlamento, el Arcul de Triumf, el Ateneo Rumano y el Museo Nacional de Historia. Si os interesan los festivales locales, esta ciudad es el lugar perfecto, porque a lo largo de todo el año siempre se organiza algo. Entre los más relevantes no podéis faltar al Festival Internacional de Ópera en mayo y junio, al Festival George Enescu en septiembre cada dos años, al Festival del Año Nuevo Chino y a la Cow Parade. De la misma manera, hace falta visitar el Museo del Campesino Rumano y el Museo del Pueblo al aire libre.
En toda Rumania están diseminados más lugares de interés. En particular, uno de los símbolos de esta región son los castillos. El más conocido, tanto que se ha transformado en monumento nacional, es el Castillo de Bran, entre Transilvania y Valaquia. Se trata de una fortaleza de origen medieval y aquí se ha desarrollado la novela de Bram Stoker dedicada a uno de los personajes más controvertidos y temidos de toda la historia literaria: el conde Drácula. Sin embargo, desde un punto de vista histórico, no hay ninguna relación con el castillo de Bran. Otro edificio similar para visitar es el Castillo de Valea Peleș, siempre en la misma ruta medieval que unía Transilvania y Valaquia. Sin embargo, este es más reciente dado que remonta al siglo XIX, pero no tiene menos encanto que los más antiguos. Finalmente, en el Castillo de Hunyad en Transilvania, se dice que aquí el mismo conde Vlad III fue aprisionado por Matías Corvino.
La última etapa del viaje es el Cementerio alegre de Sapantza, a 8 kilómetros de la frontera con Ucrania. El nombre parece un oxímoro, pero visivamente este lugar es un gozo por las tumbas de varios colores y los epitafios poéticos y alegres. Por esta razón se ha convertido en un museo al aire libre. Visitarlo os hará concebir la muerte de otra manera y cambiar vuestra relación con la realidad y el mundo que os rodea. Esta es una de las enseñanza más valiosas que puede ofreceros un viaje a Rumania.